03 Feb Corazón: centro, ritmo, amor.
Nuestra vida cotidiana está llena de corazones. Los niños aprenden desde muy pequeños a dibujarlos para expresar amor. Muchos los usamos en mensajes de texto, dando “like” en Instagram o Caralibro. “Anatómicos” o abstractos, inundan el mundo del diseño y del arte. Algunos los consideran cursis y les aburre su popularidad. Entonces, ¿por qué usar un dije-corazón de fieltro? La respuesta obvia y directa: por que me gusta. Y claro, por que resuena su simbolismo.
Las representaciones y los significados de corazones son muy, muy variadas. Pero cuando los hago dijes, hay tres hay aspectos que rondan en mis manos, mente y (ja) mi corazón, y que quiero compartir contigo. Te adelanto que estas ideas tienen más que ver con mi inspiración, que con un recuento sistemático e histórico del simbolismo del corazón. Aún así al final podrás encontrar ligas a algunos textos sobre el tema.
Corazón centro-entraña
Desde muy chiquita lo pensaba, y de adulta ya lo platicaba con una amiga ¿de verdad sentimos amor en el corazón? ¿u odio? Porque podríamos decir que también sentimos en otras partes del cuerpo, como la panza… entonces ¿por qué se dice “te amo con todo mi corazón”?
Quizá se deba a convenciones sociales muy antiguas, arraigadas en las formas de pensar, conocer el mundo y organizar las ideas. Para ejemplificarlas me gustaría citar a Claudio Galeno (129-200), un médico griego que tuvo una influencia enorme en el pensamiento occidental pues su sistema estuvo vigente muchos siglos. Creía que en el cerebro se pensaba, pero que desde el corazón, se expandían todas las fuerzas del espíritu vital. Lo hacían por medio de las venas, arterias y sangre. El corazón entonces daba energía. Era el centro de este sistema, pues por su movimiento en oleadas, mezclaba algunas sustancias con los humores (bilis negra, bilis amarilla, sangre, o flema). Los humores además tenían una temperatura y cualidad específicas: eran cálidos o fríos, húmedos o secos. Las combinaciones producían los temperamentos humanos, así como la salud, o falta de ésta.
Las ideas nacidas de la medicina de que el corazón procesaba los espíritus vitales o emociones, influyó en el arte. Quizá por ello se le figuró comúnmente como entraña, de manera más o menos correcta anatómicamente. Ya que durante siglos las disecciones humanas no eran cosa cotidiana (ni permitida en muchos casos), los libros de medicina antiguos presentan diversas interpretaciones de su anatomía, que hoy nos parecen extrañas.
Entre las imágenes religiosas podemos encontrar representaciones del corazón mucho más verídicas, y otras más abstractas, que trataré adelante. La devoción al Sagrado Corazón de Jesús, como han estudiado muchos historiadores de arte, tendió a la representación naturalista. Su culto creció mucho a mediados del siglo XVIII y se extendió a los corazones de María y José. En las obras que los representan los músculos, venas y arterias son evidentes. Aparecen afuera del cuerpo, o bien se representan supliendo la figura humana, en ocasiones con atributos de los personajes.
Si hacemos una búsqueda en Pinterest con el término corazón, veremos que la representación de los corazones anatómicos está de moda. Sería interesante indagar las razones de ello. Pero por lo pronto es probable que yo también explore esa manera de figurarlo en el futuro.
No puedo dejar de mencionar, antes de pasar a mi siguiente consideración, el trabajo del científico Gunther Von Hagens (n. 1945). Este médico y, me atrevo a decir artista (aunque pueden cuestionarme), inventó, hacia 1990, una forma de preservación de los órganos vitales llamada “plastinación”. Su trabajo se ha encaminado a la enseñanza sobre el cuerpo, haciendo exposiciones y difusión del conocimiento adquirido por medio de su página Body Worlds. Von Hagens ha dicho: “Nothing is as close to us as our body, but there is nothing else that is close to us and about which we know so little”. (“Nada está más cerca de nosotros que nuestro cuerpo, pero de nada más tan cercano a nosotros sabemos tan poco”) Por medio de sustancias poliméricas que se introducen en las células, ha podio aislar partes o sistemas del cuerpo y mostrarlos de manera única, (casi) artística. Sus corazones (humanos, reales, y aún así tan limpios y bellos), sin duda inducen a la provocación e imaginación creadora. Los exhibe como ciencia y como arte en espectacular muestras que viajan por el mundo.
Corazón pulso-ritmo
Pero volvamos un poco a los médicos antiguos. Algunos de ellos se dieron cuenta de que el corazón, al bombear la sangre, creaba el pulso. Los primeros en decirlo sabían todavía muy poco sobre la circulación de la sangre, estudiada por Marcello Malpighi (1628-1694) en el siglo XVII por medio de un instrumento coetáneo a él: el microscopio.
Pero aún antes de haberse visto los vasos capilares, algunos estudiosos relacionaron el corazón con el pulso. Lograron así establecer una conexión entre el pulso y el ritmo, y por lo tanto con la música. Quizá parezca extraño, pero algunos de ellos, desde un campo que hoy relacionaríamos más con la ciencia que con el arte, propusieron notaciones musicales del pulso, o ritmos del corazón.
Josephus Struthius (1510-1569) en su obra Ars Sphygmica publicó notaciones musicales al estudiar el pulso, retomando las ideas de Galeno. Relacionó los humores con la temperatura del cuerpo y ésta con el tipo de tonos y por lo tanto de las notas. Otros autores retomaron su trabajo, entre ellos el jesuita Athanasius Kircher (1602-1680), quien en su libro Musurgia Universalis (1650), incluyó una lámina de los 15 tipos de pulso. En fechas posteriores se profundizó la idea, llegando a compararse los estados de salud con los ritmos del pulso. Para François Marquet (1769), por ejemplo, el latido de un corazón sano sonaba a ritmo de un minué. Desconozco si exista algún proyecto musical que haya retomado estas partituras e interpretaciones sobre los ritmos del pulso y el corazón, pero me encantaría escuchar esa música.
Más allá de estas ideas de la modernidad, me parece evidente que la liga entre ritmo y corazón es algo primiario, nacido de la experiencia. Con solo bailar el corazón se acelera y se hace presente, por el pulso, cuando en la tranquildad generalmente se queda silente y lo ignoramos. Por ello pensar en el corazón, en los latidos, como ritmo vital, me parece una idea seductora que induce mi proceso creativo. El latido y la vida son indisolubles. El corazón es un símbolo vital. Y la visualización de los corazones también. Quizá por ello el corazón sí sea un perfecto símbolo del amor.
Corazón-amor
Sí, aquí puedo ponerme más cursi que en ningún otro lugar, lo siento. Pero como hemos visto, es lógico pensar en que el corazón, la vida y las emociones van de la mano. Y como creo y quiero creer, el amor (en sus distintas manifestaciones) es lo único que puede salvarnos como especie, raza, y entes vivos. Por ello me encanta poder figurar el corazón como algo suave, lleno de colores, que puede acompañarme y visibilizar mi pulso por medio de color.
La representación más simple del corazón es inmediata, a diferencia de la anatómicamente “correcta”. Para mostrar amor basta un trazo rápido, casi sintético. Según algunos autores esta manera de figuración “geométrica” y plana, derivó de la silueta de algunas hojas de vegetales que simbolizaban la amistad o el amor. Otros pensamos es parte de un proceso de abstracción y simplificación gráfica del corazón real (antes de estudiarse realmente por la anatomía). Sea como fuere, estos corazones simples son reconocidos y usados por millones de personas… y quizá por ello algunos creen que los sentimientos que expresan están más diluidos.
Casi como decía Galeno, el corazón se ha convertido en la representación del sentimiento, a veces en batalla campal con el cerebro, que supuestamente está a cargo del pensamiento. Así lo representa una de mis tiras cómicas favoritas, que te invito a visitar: https://www.webtoons.com/en/slice-of-life/lars/list?title_no=358
La forma más simple o sintética del corazón, sin embargo, es muy antigua también. Ya en los siglos XIII y XIV encontramos imágenes de corazones muy parecidos a los que circulan hoy, a los de latón, o incluso a los que dibujan nuestros teclados con <3. También desde antiguo se les han puesto alas, llamas, heridas, o flechas, y a veces se exponen como ardientes atributos delante de los cuerpos. Se usaron para representar el amor sacro y el amor profano. Los emblemistas de los siglos XVI al XVIII grabaron corazones para denotar la amistad, el amor divino, el amor filial o de pareja. Cupido se volvió el “angelillo” travieso que flechaba corazones, aunque no fuera siempre bienvenido.
El siglo XIX convirtió los corazones simples en perfectas representaciones románticas. En algunas partes del mundo se usaron en revistas, publicidad y libros de entretenimiento. Quizá entonces el corazón no anatómico adquirió más “universalidad”, y también es posible que para algunos se llenara de una connotación dulce y cursi. Para mí, toda esta historia de siglos de imágenes de corazones para figurar el amor, el ritmo vital o un centro emocional, me inspira al crear. Los he dibujado desde siempre en mis cuadernos, y desde hace unos años los he bordado, convertido en cojines, y afieltrado. Desde hace un par de años los he realizado como dijes, que llegan cada febrero (y a veces en otros momentos del año) en distintos colores, tamaños y formas. Si quisieras saber cómo, cuándo y dónde podrías tener tu dije-corazón de lana, suave y ligera, inscríbete a mi lista de correo electrónico, pues los suscriptores son siempre los primeros en elegir: http://papalote.miradasalvuelo.com
Entre tanto, gracias por leerme. Espero que se les acelere el pulso porque su corazón lata contento.
Paula Mues
Para leer más,
Te dejo algunos recursos en línea que me ayudaron con este texto.
Sonia Fernández González. Corazón y sangre. Su representación histórica artística y su simbología emn el arte contemporáneo, Tesis para obener el grado de doctor, Universidad Auntónoma de Madrid, 2015:
https://eprints.ucm.es/38942/1/T37731.pdf
http://www.facmed.unam.mx/Libro-NeuroFisio/Personas/Galeno/Galeno.html