05 Ene ToDo por hacer… listas o colecciones de intenciones y deseos
Hace unos meses me di cuenta de que hago listas de pendientes. Cada mañana (o casi), escribo en un cuaderno, donde suelen aflorar mis preocupaciones y pendientes. Cuando amanezco ordenada voy a la agenda, pero confieso que muchas veces hago listas en un sobre vacío, en un papelito, en el celular… Esas listas en realidad suelen mostrar tanto mis deseos, como mis intenciones, y por eso considero que debo prestarles atención.
Pendientes (de un hilo)
He leído por ahí cosas muy contradictorias sobre las listas de pendientes, por ejemplo, que anotar y luego tachar nos da mucha alegría, pero que cuando hacemos pocas cosas y las vemos ahí, sucede lo contrario. Dicen que es mejor sólo anotar tres tareas, después de haber priorizado, pues si son demasiadas nos frustramos. Otros advierten contra el abuso de las listas, pues nos pueden distraer de lo importante en favor de lo inmediato. Uno de los libros de moda señala que es mejor sólo tener UN objetivo, sólo uno. Sin embargo termina señalando que se necesitan muchos pasos para lograrlo, y éstos podrían ser los ítems de las listas. (1).
Es verdad que en muchas ocasiones mis listas muestran mis preocupaciones, y que eso a veces me lleva a un sentimiento negativo. Suelo poner en ellas más cosas de las que puedo hacer, por lo menos de un tirón. Sin embargo he aprendido también que la mayoría de las veces me ayudan, pues escribir aquello que quiero lograr hace más reales mis acciones. Empiezo a pensar en cosas pequeñas y voy a lo grande. O imagino grandes y voy a lo pequeño.
Estos conjuntos de pendientes pueden, por lo tanto, ser una especie de mapa, si se piensan con cuidado. Y tener un mapa es una gran ayuda cuando queremos ir a algún lado.
Colecciones de deseos
Pero mis listas de pendientes también son colecciones de deseos. En ellas de pronto escribo cosas más “grandes”, incluso si no dependen enteramente de mí. Siempre y cuando quiera verlas cumplidas, merecen una mención. Escribir, por ejemplo, “Derrocar el patriarcado”, me hace entender que mis acciones, aunque sean pequeñas, son mi responsabilidad.
Asimismo aparecen grandes cosas que quiero lograr, cambiar, o aplicar en mi persona. Suelen ser trabajo de muchas estaciones del año. Por ejemplo “tener ideas” merece recordarse para no seguir en la inercia (acéptalo, a veces nos pasan de largo, y no las t e n e m o s). “Vencer la inseguridad y la sensación de que nunca hago suficiente”… ¿a poco no sería una frase digna para empezar unas cuantas sesiones de terapia?
También está de de moda otra idea que me gusta mucho y que se relaciona con todo esto: hacer un mapa de las sensaciones, y, mejor aún, de las intenciones (en inglés lo usan como verbo, algo así como “mapear”). Quizá influenciada por esa idea, en una bitácora en proceso, he escrito y dibujado varias páginas pensando en las “cartografías” de mis días, intenciones, y deseos. Pero para volver a las listas, creo que éstas pueden ser una especie de señales de tránsito o flujo de los caminos (o cartografías).
Intenciones
Supongo que siguiendo este tren de pensamientos lo lógico es pasar de las ideas o deseos, a las intenciones, y por supuesto, a la acción. Ahí se pone interesante la cosa.
Desde que me convertí en creadora de textiles (unos pocos años ha), he aprendido que, por lo menos para mí, las intenciones se clarifican con la concentración manual. En serio. Yo me resistí por años a cualquier actividad que implicara telas, hilos, y agujas. Me daban miedo las tiendas de telas, las sentía más ajenas que un país extranjero. Esto empezó a cambiar cuando unas amigas me hablaron del bordado. Me contaron que al bordar se lograba un estado emocional increíble. (Ana M y Ana H, les estaré eternamente agradecida por ello). Una de ellas me dijo que bordar era como entrar a un estado meditativo. “Te ayudará a concentrarte”, sentenció.
Ahora sé que es verdad. Repetir el movimiento al bordar, con intención, una y otra vez, es como un mantra dicho con las manos.
Quizá por eso se me ocurrió un día que podría bordar una de mis listas de pendientes. Si cada puntada es un momento intencional, y en mis listas hay distintos niveles de ideas que me llevan a planear mis días… la idea de bordar una me pareció poderosa. Y así nació mi primera lista.
Convencida de que planear es un acto de resistencia y esperanza, y más en estos tiempos inciertos, invité a un grupo de talentosas mujeres con las que colaboro en algunos proyectos a sumarse a esta iniciativa. A bordar o “mapear” nuestras intenciones. Así, desde Stoff Textil lanzamos la convocatoria para que otras personas se unan a hacer sus listas y las compartan con nosotras. Pueden ser bordadas, dibujadas, impresas, en papelitos o cómo se te ocurra. Incluso Nelly R. Tobón dibujó un par de patrones, por si quieres usarlos como guía. Puedes descargarlos aquí: https://drive.google.com/file/d/1XbKnpRJ6EXVQumDYUOwFk6gIzUXgMDBA/view?usp=sharing
En las cuentas de Facebook e Instagram de Stoff Textil, así como en nuestras redes personales, hemos empezado a publicar maneras de transferir los patrones, nuestros avances, ideas de puntadas, y otros procesos. Y también los procesos creativos y listas de aquellos que nos comparten sus listas. Puedes visitarnos aquí: https://www.instagram.com/stofftextil/
Tengo el gusto de contarte también que he invitado a mis compañeras a que compartan por aquí algunos de sus pensamientos y procesos referentes a sus listas “ToDo por hacer”, por lo que en las siguientes semanas ellas serán las voces de este blog. Mientras tanto te invitamos a hacer y compartir tu lista ToDo con los #todoporhacer #stofftextil y #dimequetramas para que te encontremos. No olvides etiquetarnos.
Muchas gracias por acompañarnos, y a poner las intenciones en acción.
Paula Mues Orts
(1). No me mal interpretes. Leí el dichoso libro y creo que en general me sirvió para organizar mi cabeza. Si logro superar un cierto molestar que me dan los autores que creen, desde su mundo capitalista norteamericano que querer es poder, puedo rescatar ciertas elementos para mi vida, y bueno, este libro es muy lógico desde el mundo de la generación de objetivos. Tan lógico que se parece mucho a los pasos de una investigación formal, de esas a las que me dedico como historiadora del arte. Te dejo la referencia, por si te interesa. Keller, Gary; Papasan, Jay. Solo una cosa. Aguilar, 2015.