Cuando estudié historia del arte me enamoré del arte medieval. Me fascinó la libertad imaginativa que mezclaba los pensamientos, anhelos, miedos y creencias, creando seres fantásticos y maravillosos que habitaban junto a animales reales, pero igualmente increíbles. Por ello en varios momentos se escribieron libros que compilaban imágenes e información sobre estos seres y hablaban de sus características. Estos libros se llamaron bestiarios.